lunes, 15 de diciembre de 2008

EL ENIGMA DE LAS HUELLAS HUMANAS EN LAS ROCAS Y LOS ANTIGUOS HABITANTES DE LA COSTA CENTRAL CHILENA

(La posible huella de El Quisco, indicada por un círculo)



Entre los descubrimientos que hemos realizado en el balneario El Quisco, situado en la costa central de Chile, se encuentra la que sería una misteriosa huella de pie en una roca elevada.


En caso de tratarse realmente de la representación de una huella humana, sería una prueba más de la existencia en la costa central chilena, especialmente en lugares como Rocas de Santo Domingo, Punta de Tralca, y El Quisco, una cultura de gran antigüedad, posiblemente anterior al diluvio (o al último diluvio) registrado por las diferentes formas tradicionales.


Es en Rocas de Santo Domingo, por lo tanto a no excesivos kilómetros de El Quisco, donde se han encontrado otras formas de huellas humanas en la piedra. La información es proveída por Oscar Fonck Sieveking, en su interesante libro “Construyamos Arcas” (Editorial Cruz del Sur, Buenos Aires, 1976. Véase el Tercer Capítulo y las láminas relacionadas incluidas al final del libro, que nosotros también incorporamos a continuación).


(Huellas de Rocas de Santo Domingo, a no muchos kilómetros de El Quisco, Chile)


(Otra huella encontrada por Oscar Fonck en Rocas de Santo Domingo, Chile)

Otras huellas de pie en rocas se hallan en Chile, siendo quizás la más conocida la llamada “Pata del Diablo”, en el Cajón del Maipo. También existe una realmente gigantesca en San Pedro, en el fundo Llancay; y una cerca de Peumo, en Lamarhué, de la cual da testimonio el célebre folklorista Oresthe Plath en “Geografía del mito y la leyenda chilenos” (Santiago, Nascimento, 1973, p. 140). Es curioso indicar que Chile es tal vez el único país donde las huellas de pie en las piedras mantienen en las leyendas una relación con el demonio, pues como veremos más adelante en otras naciones hacen referencia a la santidad.


En Argentina se ha encontrado una huella posiblemente humana en una piedra en Caracolero, que se cree puede llegar a tener hasta 10.000 años de antigüedad.


Jacques de Mahieu en “La agonía del dios Sol” (Hachette, Buenos Aires, 1977) se refiere extensamente a este tipo de huellas relacionándola con la leyenda de Pay Zumé, el dios o evangelizador blanco de Sudamérica, que muchos relacionan con Santo Tomé. Los mismos indígenas mostraban este tipo de huellas en la piedra a los invasores europeos como pruebas de la presencia de otros hombres blancos, pues decían que aquéllas eran testimonio de la existencia de Pay Zumé. “Este curioso fenómeno ya lo señalan, en cuanto a Brasil, Lóbrega y Lozano. En la Costa de la Bahía de Todos los Santos (Bahía), en Itapuca, se hallaban numerosas improntas, que todas ellas, se dirigían hacia el mar…” (p.95).


(Huella humana en la piedra en las cercanías de Paraguarí, Paraguay)


También existían en Paraguay (p.95) y Perú (p. 96). En este último país, había una en Calando, cuya imagen reproducimos a continuación, en un misterioso escudo cuyas grafías aun no son traducidas satisfactoriamente. La descripción sobre su ubicación y características la da el Licenciado Duarte Fernández: “Junto a donde estaba la iglesia vieja, está la piedra de que tantas antigüedades dicen las tradiciones. Es de un mármol azul y blanco luciente; está doce varas y cuarto levantada por una cabeza; seis varas y media tiene de largo y de ancho cuatro y media; está figurada e impresa una planta de un pie izquierdo de más de doce puntos y por encima unas señales o letras a XX, como pondré en la figura; más abajo están unos círculos y otros como llaves; no quisieron decir los indios su origen” (Op.cit, p. 99). Más adelante se nos indica que esta piedra era conocida como “Coyllor Sayana”, que significa “piedra donde se paraba la estrella”. La alusión a la estrella sería debido a que este era el símbolo de Pay Zumé.


(El soprendente dibujo de Calando, donde sobresale la huella humana)


Jacques de Mahieu recopila una información valiosa para este breve artículo. Citando al P. de la Calancha, quien a su vez cita al P. Andrés Lara, indica que había otra en Chile “a veintiséis leguas de Santiago” (p.101). De esta última no tenemos información sobre el lugar exacto donde se hallaba. Debe considerarse además que la legua castellana, varió en la historia de 4, 19 a 5,9 Km. Sin embargo, si usamos para la legua castellana la medida inicial en que se fijó, esto es 4,19 Km., y si esa línea la proyectamos hacia la costa de Santiago, obtendríamos una sorpresa, pues no estaríamos distantes de El Quisco, es más nos encontraríamos allí mismo, pues este balneario se encuentra a 109 Km. de la capital de Chile, y la multiplicación de las 26 leguas por 4,19 Km. arroja un resultado de 108,9 Km. ¿Se habrá referido el P. Lara a la huella a la que nosotros hacemos referencia?


Otro dato interesante es la siguiente leyenda de El Quisco que es registrada en el mismo sitio de I. Municipalidad: “Cuenta la leyenda que cuando Don Diego de Almagro expedicionó Chile envió a un español llamado Gomez de Alvarado a recorrer por tierra todo el litoral costero, llegando primeramente al Estero que después se llamaría Marga Marga, en busca de oro y riquezas, saqueando todas las comunidades indígenas que encontraba en su camino y robando a las indias jóvenes para así venderlas y costear sus gastos para el regreso. Pero ocurrió que no encontraron ninguna de las riquezas que ellos esperaban, entonces los indios les dijeron que más al sur encontrarían tesoros y grandes bellezas indígenas. Los españoles se dirigieron hacia donde ellos le indicaron, llegando hasta este sector habitado por los Changos, tan pobres y sin riquezas como los otros no tuvieron mas remedio que conformarse con llevarse a los indias mas jóvenes. La mas bella era la princesa de la tribu y ordeno a los demos, que no se dejaran tocar por los blancos y les propuso lanzarse al mar desde la roca mas alta existente en este lugar. Cuenta la leyenda que al subirse a la parte más alta y antes de lanzarse al mar su pie derecho quedo estampado en la dura y fría roca como mudo testigo de su valentía. Realmente se puede observar en la lisa pared un pequeño orificio con forma de pie y en un lugar donde es posible pisar ni afirmarse, abajo las olas son estremecedoras y terribles” (http://64.76.136.224/csp/adm/web/envir.csp). Aun cuando nosotros hacemos referencia a otra huella en la piedra, esta leyenda también nos habla de este tipo de misteriosas señales en el mismo balneario.

Huellas en la piedra se encuentran en diversas tradiciones (Cristianismo e Islam, por solo mencionar algunas), donde siempre se las vincula a profetas o santos. El estudio de éstas nos llevaría algo lejos del presente trabajo.

Sabemos que la piedra representa la fijación, la estabilidad, lo eterno. Por ello plasmar algo en la piedra es fijar algo más allá del tiempo.


¿Qué nos habrán querido decir los antiguos habitantes de la costa central chilena?



ALGUNOS ENLACES DE INTERÉS:


INFORMACIÓN GENERAL SOBRE LAS HUELLAS EN LAS PIEDRAS:

LAS HUELLAS IMPOSIBLES: http://www.ldi5.com/e/paleo/e_prints2.php


SOBRE OTRAS HUELLAS EN CHILE:

LA PATA DEL DIABLO: http://www.dedaldeoro.cl/ley_patadiablo.htm

LA PIEDRA DE LA PISADA http://www.sanpedrodemelipilla.cl/leyenda1.html


HUELLAS HALLADAS EN BOLIVIA:

http://www.elcomercio.com.pe/ediciononline/HTML/2008-05-29/hallan-bolivia-huella-humana-mas-antigua-mundo.html


HUELLAS HALLADAS EN ARGENTINA:

http://www.rcc979.com.ar/articulo.php?idarticulo=372


TRADICIÓN ISLÁMICA:

LAS HUELLAS DEL PROFETA IBRAHIM (ABRAHAM): http://www.islamqa.com/es/ref/36521

lunes, 23 de junio de 2008

ARQUITECTURA SAGRADA



El centro megalitico de El Quisco no sólo está compuesto por representaciones humanas y de animales sino que además por algunas construcciones de orden arquitectónico como un muro y escalas pétreas de pocos peldaños (a diferencia del muro que como puede apreciarse en la fotografía que se acompaña es de envergadura notable).



El autor delante del muro de piedra

Masas de piedra cortadas con precisión.

Más piedras cortadas rectangularmente

Peldaños pétreos


Inmenso megalito, compuesto por dos rocas, cuyas formas precisas parecen haberse perdido por la acción del viento.


El megalito representaría a un dragón u otro ser fantástico.


Detalle del objeto señalado precedentemente. El rostro es evidente, incluso se percibe muy bien la boca y algo semejante a escamas. Esta pieza ha sido instalada sobre la superficie que se aprecia en la fotografïa previa a la anterior.


Otra toma del monolito con forma de dragón.


Sin duda uno de los megalitos mejor conservados, compuesto por dos bloques. El de arriba parece corresponder al rostro de un hombre o un animal.

Fijarse en el perfil que quiso ser representado y que en la fotografía miraría hacia la derecha.

Fijarse en la forma cómo han sido dispuestos los dos bloques del megalito. Revela un trabajo arquitectónico de precisión y calidad.

Observar el corte vertical de la pieza superior.

MEGALITOS CON FORMA DE ROSTROS HUMANOS


Sobresalen los siguientes megalitos que los he identificado a través de los siguientes nombres, los cuales pueden ser arbitrarios pero nos permiten identificarlos:

a) EL REY
Este rostro es de una nobleza indígena notoria. El perfil es aguzado y la mirada de profunda meditación. Tiene un tocado.

Dada su ımportancia, espero pronto acompañar fotografías de mejor calidad de este megalito a la vez que incluir algunas comparaciones con ceramicas de las poblaciones antiguas del actual Peru .



Megalito con rostro de aborigen. Se apoya sobre una superficie pétrea rectangular





Detalle del perfil. En la fotografía el rostro mira hacia la derecha.



b) EL GIGANTE

Un rostro esculpido en una roca de dimensiones inmensas tal como puede apreciarse en comparación con el cuerpo de mi amigo Francisco Miranda. El megalito es de una expresión dura, viril y aguileña.





c) EL GUERRERO


Un rostro duro, grueso, con tocado. Su aspecto parece marcial.




Fijarse en la roca central donde el perfil indigena en la fotografía mira en dirección a la derecha

MEGALİTOS CON FORMA ANİMAL

Puedo indicar que al menos he encontrado la presencia de los siguientes animales, cuyas fotografías a continuación se acompañan:
a) DRAGON
b) JABALI
c) RANA
d) TORTUGA



A) DRAGON






B) JABALI




C) RANA




D) TORTUGA

“INFORME PRELIMINAR ACERCA DE LOS MEGALITOS DE EL QUISCO”



Por: Sergio Fritz Roa




Hace más de diez años mientras yo disfrutaba de la agradable costa central chilena, en el balneario de El Quisco, en la región de Valparaíso, me percaté de las curiosas formas de ciertas rocas. Y así, por ejemplo, una de ellas parecía el rostro de un noble indígena con un tocado; más allá había ciclópeos rostros humanos de facciones bastante duras; en otro lugar, inmensas rocas superpuestas, y, sin duda, labradas, dada la perfección de las superficies. A todo ello se agregaban figuras pétreas representando animales. Al menos la existencia de una rana y una tortuga eran del todo innegables. Posteriormente mientras continuaba mi andar, descubrí dos “piedras tacitas” (claros signos de la presencia indígena en tierras chilenas) y algunas formaciones semejantes a muros y escalas, entre otras cosas no menos asombrosas.

Me llamó la atención que este verdadero centro antiguo haya sido totalmente desapercibido, tanto para veraneantes como para investigadores. No existía ningún libro o ensayo sobre estos megalitos. Por tanto, me decidí a investigarlos, aunque debido a diversos motivos de orden estudiantil y luego laboral me hicieron retrasar los trabajos necesarios. Luego del descubrimiento de los megalitos, he ido solo en tres ocasiones a El Quisco, siendo la última vez unos siete años, a lo menos. Por tanto, las fotografías que acompañan esta investigación no son del todo actuales. Pero el tiempo no pasa en vano, y la meditación, la lectura y las conversaciones que he tenido con algunas personas de gran valor me han permido avanzar en ciertos aspectos. Fruto de lo anterior es mi pequeña monografía “Los megalitos de El Quisco y su simbolismo protohistórico” (inscrita en el Registro de Propiedad Intelectual con el N°170.660), de la cual son las fotografías que se acompañan en el presente sitio web, y respecto de las cuales espero atento sus comentarios al siguiente email: sergio_fritz@yahoo.com. No está de más recordar que la presente página se irá renovando no sólo en cuanto a fotografías sino a comentarios e hipótesis, en la medida que yo avance en las investigaciones. En virtud de lo anterior sugiero revisar este sitio con relativa frecuencia.



Antes de presentar mis teorías al respecto, debo manifestar mis agradecimientos especiales a Francisco Miranda, experto en conservación del patrimonio cultural y encargado del archivo audiovisual de la Universidad de Chile; a Jorge Fuentes, licenciado en Historia de la Universidad de Chile y posgrado en pedagogía de la Universidad Católica; y a Muhammad ibn Marchinatu, profundo estudioso de las tradiciones espirituales y su simbología. Todos ellos han permitido que mis intuiciones tomaran una forma concreta y me han decidido ha publicar definitivamente mis investigaciones.


En síntesis, las primerizas investigaciones que he llevado a cabo respecto a este centro antiguo me han permitido establecer lo siguiente:


1) En un balneario del Chile central, llamado El Quisco, existió un importante centro indígena cuyos vestigios son principalmente pétreos.
2) Aun cuando es difícil datar la edad de la construcción de tales monumentos, sin duda se trata de elementos anteriores a la llegada de los españoles a estas tierras, y es casi seguro que sean incluso mucho más antiguos que las poblaciones indígenas que la ciencia oficial asigna como las más remotas para esta zona, como por ejemplo los Complejos El Bato y Llolleo (las que habrían vivido hacia el 300 a.c hasta el 700 d.c). A mi juicio, los menhires hallados pertenecerían a una cultura protohistórica de la cual casi nada conocemos.
3) La cultura que se desarrolló en El Quisco puede estar relacionada con otros centros que se hallarían en la costa central chilena, especialmente con Rocas de Santo Domingo, donde el investigador Oscar Fonck Sieveking (quien es hoy de alguna manera perpetuado por el historiador Rafael Videla, el cual ha expuesto interesantes hipótesis sobre dicho sitio) realizó entre otros hallazgos el de “La Piedra del Sol”, un monumento de estilo y envergadura semejantes a los menhires de El Quisco. Es de notar que se han hallado en Rocas de Santo Domingo formas pétreas que representan animales, incluso una tortuga, especie que también se encuentra en la zona arqueológica que yo descubriera, lo que demostraría mi tesis.

Por último deseo indicar algunas sugerencias que pueden servir al entendimiento de los menhires de El Quisco y de otros lugares ubicados en Chile.

a) Creo que el estudio del simbolismo existente en las rocas de El Quisco, especialmente simbolismo animal y la presencia del número cinco a través de los cinco calados en una de las “piedras tacitas” cuya forma es triangular, permitiría ubicar esta cultura en algunas de las etapas del presente Manvatara (ciclo cósmico). Al respecto los aportes realizados por René Guénon serían idóneos.
b) Parece conveniente hacer un estudio más profundo sobre la etimología de El Quisco. Suele decirse que aquélla deriva de la planta homónima. Pero es posible que tenga una relación más directa con palabras como Quzco y otras afines. De ser así, sería un nombre que recordaría al importante centro de megalitos que ahora estudiamos.
c) Muy cerca de estas rocas hay un monte que parece tener una función de orden ritual. También en el lugar de los megalitos existe una cueva que se ubica en un terreno que es propiedad privada. Las excavaciones que pudieran hacerse en dichos lugares tal vez darían interesantes resultados.
d) La existencia de dos “piedras tacitas” confirmaría la función ritual de este centro. De ser así la tesis poco creíble sustentada por algunos arqueólogos según la cual dichas piedras cumplían una labor de preparación de comidas o de tinturas, perdería valor.
e) Es posible que el lugar en comento haya sido no solo un centro ceremonial cualquiera sino incluso uno de gran importancia y que sirviera de observatorio astronómico. Tanto la ubicación como ciertos megalitos podrían confirmarlo. Incluso la existencia de las “piedras tacitas” sería una buena prueba de ello, dado que es factible que esta clase de objetos haya servido para el seguimiento de los astros o para la fijación del tiempo.
f) Imprescindible es estudiar este centro en relación con otros lugares, especialmente cercanos, como el balneario Rocas de Santo Domingo. Pero también con otros más distantes, entre ellos Marcahuasi, donde creo haber encontrado algunas semejanzas de motivos y estilos.
g) Los resultados podrían confirmar la tesis de autores como Roberto Rengifo según la cual hubo una población americana autóctona y que el poblamiento de América (e incluso mundial) fue en dirección sur a norte. Aun cuando esta opinión ha sido duramente criticada por la ciencia oficial, todavía no hay argumentos suficientes para descartarla de manera definitiva. Además, habría que considerar los mitos y leyendas indígenas americanos que suelen referirse a varios tipos de humanidades, las cuales fueron exterminadas por hechos de la naturaleza u otros motivos. Esto se encuentra en concordancia con las tradiciones de todo el mundo, donde se nos habla de distintas edades del mundo. Véase al respecto la tradición griega, irania e hindú.

Es urgente repensar el poblamiento americano, dados los últimos descubrimientos que han ido destruyendo las tesis oficiales migratorias, tanto respecto al movimiento de desplazamiento humano como a la antigüedad del hombre americano. Al respecto, sólo cabe recordar que en Chile, en la localidad de Monte Verde, donde se han encontrado fogones de al menos 30.000 años de antigüedad, en una zona que no habría sido alcanzada por la glaciación, lo que según el arqueólogo Carlos Ocampo demuestra que hubo asentamientos humanos en América anteriores a la glaciación.

h) Una investigación acuciosa requiere de medios idóneos y de un equipo de estudio que incluya arqueólogos, arquitectos, historiadores y personas relacionadas con el conocimiento astronómico/astrológico como estudiosos del saber espiritual tradicional americano.


El cumplimiento de estas sugerencias como de otras que el tiempo irá mostrando permitirá el estudio de una cultura de edad remota que es para la ciencia actual del todo ignorada.